Robin Hood (Robin Hood)
Director: Ridley Scott. Guión: Brian Helgeland. Intérpretes: Russell Crowe, Cate Blanchett, William Hurt, Max von Sydow, Mark Strong, Matthew Macfadyen, Danny Huston, Oscar Isaac, Eileen Atkins, Lea Seydoux, Mark Addy, Kevin Durand, Scott Grimes. Duración: 141 m. Año: 2010. Nacionalidad: EE.UU. / R.U.


Configurada como una especie de precuela o narración del nacimiento del mito, esta versión de "Robin Hood" a cargo de Ridley Scott deja a un lado el carácter aventurero (salvo por algunas visualmente atractivas y algo cansinas escenas de batallas) para centrarse en un enfoque más bien político. De cómo el arquero de Sherwood se ve envuelto en las correlativas tramas de sucesión del rey de Inglaterra y de la inminente guerra con los franceses. Pero también de cómo se convierte en adalid de los derechos individuales y contra los abusivos impuestos del nuevo monarca, Juan, hermano menor y sucesor de Ricardo Corazón de León, a finales del siglo XII. Scott trata de quitar, en cualquier caso, toda aureola mitificadora y aborda una drama más realista, aunque el resultado carece del suficiente nervio y brío para emocionar. Ni siquiera la trama amorosa con Lady Marian (excelente Cate Blanchett) acaba de cuajar, y eso que podría haber dado más de sí.
Cinelandia.
Las dudas sobre este filme me surgieron desde el momento de conocer el proyecto: ¿qué se podría aportar de nuevo a un clásico más que conocido por todos? Pues visto el resultado, más allá de criticarle a Ridley Scott el riesgo asumido por despojar al personaje de toda aureola romántica y aventurera y de arrogarle unos valores democráticos y una trascendencia casi impropias para la época, lo que peor se lleva son las similitudes con trabajos anteriores suyos, bien "El reino de los cielos" (2005), bien "Gladiator" (2000). Acaba resultando un pastiche de ambas después de que la introducción del personaje y la historia sea bastante acertada, así como el final de la misma dejando paso a Robin Hood tal y como siempre le hemos conocido. Resulta pues una precuela técnicamente perfecta y formalmente impecable, entretenida y, como he dicho antes, no exenta de riesgos más o menos discutibles, pero lastrada por la propia filmografía anterior del director, al que le ha faltado frescura y originalidad para redondearla.

Álex.