Gladiator (Gladiator)
Director: Ridley Scott. Guión: David H. Franzoni, John Logan, William Nicholson. Intérpretes: Russell Crowe, Joaquin Phoenix, Connie Nielsen, Oliver Reed, Richard Harris, Derek Jacobi. Duración: 155 m. Año: 2000. Nacionalidad: EE.UU.


Agradable reencuentro con lo nuevo de Ridley Scott (el creador de grandes monumentos fílmicos como "Alien, el octavo pasajero" -1979-, "Blade Runner" -1982- o "Los duelistas"-1977-), aunque con matices. Agradable porque, con "El gladiador", Scott nos devuelve la esencia del espectáculo cinematográfico a través de uno de sus géneros más espectaculares, las películas de romanos. Pero convenientemente actualizada: algunas escenas de peleas de "El gladiador" están más cerca de  "La guerra de las galaxias" que de "Ben-Hur", por poner un ejemplo. El director norteamericano nos ofrece un héroe, una situación difícil (y, para más señas, injusta), unas actuaciones sobresalientes del trío protagonista (Russel Crowe, Joaquin Phoenix y Connie Nielsen), aderezado todo ello con una puesta en escena impecable, y ya tenemos una película entretenida y más que aceptable. E, ¡increíble!, el guión es históricamente correcto, aunque el final está alterado: Cómodo no murió realmente en la arena. Pero, ¡ay!, si bien es un digno Ridley Scott, no es el mejor Ridley Scott. Aunque ya se le va pareciendo.
Cinelandia.
Nos vendieron la milonga de que ésta era una pelicula de romanos como las de antes, pero no. No se le puede negar a esta película la espectacularidad de algunas escenas, sobre todo los preparativos de la primera batalla; la fiel reconstrucción de lo que en su momento fueron los edificios de Roma; el vestuario y el attrezzo son de primera, pero, en pleno siglo XXI (casi), y después de haber hecho cosas como "Alien" no es de recibo que la mayor parte de las escenas de acción pasen tan rápida y fugazmente y con unos primerísimos planos que no permiten ver ni siquiera intuir la mayor parte de los efectos (caídas de cuádrigas, cortes, hachazos y espadazos, no son más que estrellas fugaces). Otra cosa son los diálogos. A las películas de romanos les pasa como a las porno, cuando los diálogos duran más de dos minutos, la cosa pierde tensión. A eso le añadimos las escenas onírico-obsesivas y tendremos una película decepcionante. No porque sea mala en sí, sino por lo que de ella se podía esperar. Por cierto, la lucha del gladiador con el tigre, más se parecía a Angel Cristo en horas bajas que a un gladiador que mata más que Rambo. ¿No podrían haber puesto algún tigre con un brazo en la boca?

J.J.