Moonlight (Moonlight)
Dirección: Barry Jenkins. Guión: Barry Jenkins, sobre un argumento de Tarell Alvin McCraney. Intérpretes: Trevante Rhodes, Naomie Harris, Mahershala Ali, Ashton Sanders, André Holland, Alex R. Hibbert, Janelle Monáe, Jharrel Jerome, Shariff Earp, Duan Sanderson, Edson Jean. Duración: 111 m. Año: 2016. Producción: EE.UU.


La historia del chaval negro que crece en un barrio marginal y además descubre su homosexualidad daría para un drama truculento por la doble discriminación que desgraciadamente supone, pero Barry Jenkins apuesta por la sensibilidad como base de la narración, lo que, en el lado positivo, le aporta una visión muy humana y ajena a tópicos, si bien, en el lado negativo, tiende a incurrir en un exceso de buenismo (ese traficante y su mujer tan majos). En cualquier caso, acaba prevaleciendo la fuerza de este viaje de autoconocimiento personal en un contexto familiarmente desestructurado y socialmente chungo. Es un poco como "Boyhood: momentos de una vida" (Richard Linklater, 2014), pero con mayor contenido social y emotivo, y sin la originalidad de tener que esperar a que los actores crezcan, utilizando simplemente tres intérpretes distintos para encarnar cada etapa del protagonista.
Cinelandia.
El dramático trayecto vital del chavalín de raza negra que al tiempo que se cría en un ambiente marginal sin el afecto de su madre drogadicta y lo tiene que encontrar de la mano del traficante que controla la barriada (y, por tanto, suministra a su propia madre) y de su pareja, y al tiempo va tomando conciencia de su homosexualidad y el rechazo que comporta por parte de casi todos, es el típico ejemplo de óptimas intenciones y no tan buenos resultados. El drama en su vertiente familiar y social me suena a visto y oído y lo sigo de forma rutinaria, mientras que, en cambio, el personal provocado por su orientación sexual aporta los mejores momentos, tratado de forma sensible y delicada y con un cariño evidente por el personaje. Todo ello impregnado de un tono amateur, no en vano los actores no son profesionales, y como parece estar de moda ahora más preocupado de no cargar las tintas manteniendo cierta distancia entre los protagonistas y el espectador, o al menos esa sensación tuve yo...

Álex.