It: capítulo 2 (It Chapter Two)
Dirección: Andy Muschietti. Guión: Gary Dauberman, sobre la novela de Stephen King. Intérpretes: Jessica Chastain, James McAvoy, Bill Hader, Isaiah Mustafa, Jay Ryan, James Ransone, Andy Bean, Bill Skarsgård, Jaeden Martell, Wyatt Oleff, Jack Dylan Grazer, Finn Wolfhard, Sophia Lillis, Chosen Jacobs, Jeremy Ray Taylor, Teach Grant, Nicholas Hamilton, Stephen King, Peter Bogdanovich, Xavier Dolan. Duración: 169 m. Año: 2019. Producción: EE.UU. y Canadá.


Veintisiete años después, los niños de "It" (2017) han crecido hasta convertirse en unos perfectos adultos traumatizados que tendrán que bregar con el regreso del payaso Pennywise, es decir, con el retorno de sus mayores miedos. La idea principal del clown como metáfora de los terrores desgraciadamente muy reales y cotidianos sigue funcionando a gran altura en esta continuación (en realidad, el libro de Stephen King contenía ambos planos: infancia y madurez), si bien asoman en su brillante discurso ciertos momentos algo más repetitivos propios del exceso de metraje. Muschietti adora tanto la obra que se recrea en ahondar con sumo detalle en los traumas de todos y cada uno de los personajes. Y también está muy conseguido el desarrollo de las personalidades y relaciones dentro del grupo de amigos, lo que aporta una mayor profundidad psicológica. En cualquier caso, el director concluye un magno trabajo subrayando la relevancia y vigencia (más allá del género de terror) de la novela de King, que, por cierto, hace un divertido cameo.
Cinelandia.
La necesaria en este caso segunda entrega cinematográfica, con los infantiles protagonistas de la primera ya en edad adulta (dado que la novela de Stephen King sobre la que se basa abarca ambos momentos) resulta inferior a la primera debido a un exceso de metraje producto de ser muy machacona y reiterativa respecto al principal mensaje que quiere transmitir sobre la necesidad de superar los miedos y traumas trabajando en equipo, no de forma individual, también sobre la única forma de hacerlo, plantándoles cara con valentía para minimizarlos (ese final eternamente estirado para llegar a esa conclusión que se antoja obvia resulta pesadísimo), y de un abuso de situaciones efectistas más que efectivas en cuanto a la hora de generar verdadero miedo al espectador (esa escena con las tres puertas a elegir está lejos de parecer divertida o terrorífica, más bien resulta cargante). Las dos partes están muy bien relacionadas, es brillante en su apartado técnico, el desarrollo de los personajes es muy enriquecedor y tiene momentos muy estimulantes pero, como digo, el resultado respecto a la primera es inferior, lástima de tanto subrayado...

Álex.