Invictus (Invictus)
Director: Clint Eastwood. Guión: Anthony Peckham, sobre la novela de John Carlin.  Intérpretes: Morgan Freeman, Matt Damon, Tony Kgoroge, Julian Lewis Jones, Adjoa Andoh, Patrick Mofokeng, Matt Stern, Leleti Khumalo. Duración: 134 m. Año: 2009. Nacionalidad: EE.UU.


El maestro Clint rebaja un poco su nivel, después de cumbres previas como "Gran Torino" (2008), "El intercambio" (2008), "Cartas desde Iwo Jima" (2006) o "Million Dollar Baby" (2004). Con "Invictus" se conforma con solventar bien una especie de hagiografía sobre Nelson Mandela (todo lo hace perfecto, vaya) mezclada con el rugby como metáfora de la unión de negros y blancos en la Sudáfrica inmediatamente posterior al Apartheid. Aunque a veces bordea lo melodramático más facilón, con esas canciones de telefilme y esa ralentización de las jugadas, la película acaba manteniendo el tipo y deja un buen poso de optimismo y de confianza en que uno mismo (cualquiera) puede cambiar las cosas por muy difícil que parezca. Ni que decir tiene que no puedo imaginar a otro que no sea Morgan Freeman interpretando (soberbiamente) al inteligente y noble Mandela.
Cinelandia.
Si hace unos meses me hubieran dicho que el maestro Clint no iba a filmar una excelente película más que sumar a la larga lista que atesora no me lo hubiera creído, pero no tengo más remedio que reconocer que ha sido así. Es como si la inspiración de la que se sirvió Nelson Mandela (bien interpretado y caracterizado por Morgan Freeman, aunque me temo que esta vez lo de interpretar a un personaje histórico no va a servir para ganar el Oscar) para unir a blancos y negros tras años de Apartheid utilizando al rugby como elemento motor no le hubiera llegado a calar al propio Clint, limitándose a cumplir el expediente de forma correcta y con algunos planos meritorios, pero huérfano de la brillantez y genialidad que le caracteriza. Todo resulta plano, previsible y demasiado facilón para la envergadura del proyecto que acometió Mandela, que sin duda debió de encontrar más dificultades en la realidad. A pesar de todo el sentimiento que albergo es más ansia de resarcirme en la siguiente ocasión que de decepción por el resultado, el cual me resisto a que no llegue al aprobado aun a riesgo de ser benevolente otra vez con el gran Clint.

Álex.