Gladiator II (Gladiator II)
Dirección: Ridley Scott. Guión: David Scarpa, sobre un argumento de Peter Craig y David Scarpa, basado en los personajes creados por David Franzoni. Intérpretes: Paul Mescal, Pedro Pascal, Connie Nielsen, Denzel Washington, Joseph Quinn, Derek Jacobi, Fred Hechinger, Yuval Gonen, Tim McInnerny, Lior Raz, Alexander Karim. Duración: 148 m. Año: 2024. Producción: Reino Unido y EE.UU.


Ridley Scott trata de prolongar el éxito de "Gladiator" (2000) después de 24 años con una secuela discreta. Puede que lo consiga en términos comerciales pero, cinematográficamente hablando, hay algunos peros. Nos encontramos con una mayor sofistificación técnica, lo que permite realizar algunas escenas impactantes pero que, en general, deriva en una parafernalia pirotécnica que apabulla más que emociona. Por otro lado, el protagonista, Paul Mescal, carece del carisma que aportaba el gran Russell Crowe en la primera película. Por lo demás, la historia copia básicamente la estructura original: lucha de Roma frente a los "bárbaros" que acosan sus fronteras (inicio literalmente calcado), en un contexto de la decadencia del Imperio a través de tiranos descerebrados y un modesto militar dispuesto a devolver la libertad al pueblo. Por tanto, tenemos un entretenimiento, eso es innegable, aunque más limitado e inferior en sus resultados, mezclado con cuestiones que no acaban de funcionar del todo. No hablamos ya de las licencias históricas, algo menor dado que se trata de un filme de ficción, no de un manual de estudio.
Cinelandia.
Me sorprende que la mayoría de reproches a esta innecesaria y prescindible secuela se centren en el rigor histórico (vale que solo ayuda a empeorar la situación la presencia de tiburones, babuinos inyectados en sangre y rinocerontes en el Coliseo romano y el hecho de que un senador lea un periódico sentado en un café ???) cuando el filme ya es lo suficientemente malo por sí mismo. Ni rastro de la épica, la solemnidad, la profundidad de los personajes, el desarrollo de las intrigas políticas, la emoción dramática y todo lo que se nos ocurra de su predecesora. Nada funciona en esta grotesca (como los personajes de los emperadores Caracalla y Geta, rozando el bochorno), fofa y aburrida entrega, empezando por un inane Paul Mescal en el personaje protagonista y acabando por su nula identidad (no en vano tiene que recurrir constantemente y desde el inicio a referencias a la primera). En definitiva, ni fuerza ni honor...
Álex.