Un toque de violencia (Tian zhu ding)
Dirección: Jia Zhangke. Guión: Jia Zhangke. Intérpretes: Wu Jiang, Li Meng, Luo Lanshan, Wang Baoqiang, Zhang Jia-yi, Zhao Tao. Duración: 133 m. Año: 2013. Producción: China, Japón y Francia.


Brillante mezcla de cine negro y realista-costumbrista con toques tarantinianos (por lo de la violencia, única vía de escape que tienen los personajes), a través de cuatro historias en las que se habla de una sociedad donde la corrupción y la opresión hacen de la vida honesta algo realmente duro. El poder del dinero, que arrambla con todas las normas morales, es el tema de fondo de una cinta muy crítica con el régimen chino y su política de desarrollo, que parece haber deshumanizado las relaciones entre las personas a cambio de producir una riqueza que acaba siendo disfrutada por una élite. Las cuatro historias están relacionadas entre sí de una manera muy débil, casi azarosa, como si el director quisiera dar a entender que cualquier ciudadano que elija tiene detrás un sucio secreto. Cada una de ellas habla de un tipo de miseria distinto y, por tanto, de una violencia diferente.
Cinelandia.
Con un estilo realista y descarnado, cercano al documental, el director chino Jia Zhangke engarza de forma sutil y delicada cuatro historias de compatriotas anónimos en las que el denominador común es la desesperación que les consume y que les conduce a la violencia como única salida aparente. El motivo de esa desesperación es la opresión y la dominación que sufren ante las diferentes y malignas formas de poder que el ser humano es capaz de desarrollar, nada que no ocurra también en cualquier parte del mundo, pero que en este caso resulta una crítica afilada y demoledora hacia el crecimiento y emergencia de un país como China, que parece estar cambiando una cultura propia y milenaria por los peores vicios de la forma de vida occidental, con el riesgo de convertirse en un nuevo gigante económico con pies de barro. A pesar de ese típico ritmo parsimonioso oriental, el interés porque llegue ese toque violento que culmine cada historia, alguna más irregular que otra, está siempre vivo y, en conjunto, estamos delante de un filme poderoso y necesario.

Álex.