Toni Erdmann (Toni Erdmann)
Dirección: Maren Ade. Guión: Maren Ade. Intérpretes: Peter Simonischek, Sandra Hüller, Lucy Russell, Trystan Pütter, Hadewych Minis, Vlad Ivanov, Ingrid Bisu, John Keogh, Ingo Wimmer, Cosmin Padureanu, Anna Maria Bergold, Radu Banzaru, Alexandru Papadopol, Sava Lolov, Jürg Löw, Miriam Rizea, Michael Wittenborn, Thomas Loibl. Duración: 162 m. Año: 2016. Producción: Alemania, Austria y Rumanía.


De vez en cuando surge una película de esas de surrealismo entrañable que no puede sino encontrar un rincón en nuestro corazón, a pesar de algún defectillo. En el caso del cine alemán, al que pertenece el filme en cuestión, se podría hablar de "Bagdad Café" (Percy Adlon, 1987) como referencia. Una sensación parecida a esta cinta ya clásica nos deja "Toni Erdmann". A poco que lo pienses, su argumento es casi irreal: un padre, preocupado por la vida estresada de su hija, crea un personaje hilarante para al menos hacerla reír y estrechar su relación con ella. Pero funciona, y muy bien, y se convierte en una historia universal en la que el factor humano y de los sentimientos emerge por encima de la rutina laboral y la disciplina profesional. Quizá se alarga un poco en el metraje, pero si entras en la trama y eres capaz de ponerte en la piel del padre y de su hija (la verdadera protagonista) disfrutarás mucho.
Cinelandia.
Atrevimiento y pericia demuestra la realizadora germana Maren Ade al abordar ese estado de ánimo tan efímero y anhelado como es la felicidad desde un punto de vista cómico y dramático a la vez, agridulce y realista, no en vano el periplo vital de cualquiera está salpicado de buenos y malos momentos. Lástima que entre sus habilidades no parezca estar la mesura, podría haber redondeado un filme de los que no se olvidan si el metraje no fuera tan desmedido y no acabara pesando como lo hace, cuando además el mensaje llega nítido a la primera. El que le quiere transmitir un padre a su despegada (sentimentalmente hablando) hija sobre la necesidad de (intentar) ser feliz, para lo cual recurre al humor absurdo y surrealista hasta provocar la catarsis deseada (hay un buen puñado de momentos desternillantes hasta llegar a la impagable escena de la fiesta de cumpleaños nudista). En definitiva, no era necesario confrontar tantas veces el punto de vista emocional de él con el aparente equilibrio de ella soportado en una exitosa andadura profesional, pero carente de cualquier relación personal mínimamente satisfactoria, hasta caer en la redundancia y provocar un regusto tan agridulce como el tono que utiliza.

Álex.