Selfie
Dirección: Víctor García León. Guión: Víctor García León y Sebastian Maharg-Bravo. Intérpretes: Santiago Alverú, Macarena Sanz, Javier Caramiñana, Alicia Rubio, Pepe Ocio. Duración: 85 m. Año: 2017. Producción: España.


Con tantas películas pululando por ahí sobre la crisis económica, social y política acaecida (y todavía no concluida) en España, quizá faltaba un enfoque desde otra perspectiva y con un sano y surrealista sentido del humor. Y es que "Selfie" presenta, en un formato de falso documental en broma (o mockumentary), las vicisitudes que se le presentan al hijo de un político corrupto (del Partido Popular, para más señas) al que han pillado con el carrito del helado. Al chaval, acostumbrado a un alto nivel de vida, a su máster, a un estilo pijo que tira para atrás... en fin, a hacer lo que le venía en gana sin dar palo al agua, se le cae el mundo encima, y, con el cabeza de familia enchironado, la hermana huida a Estados Unidos y la madre alejada de todos en la sede del PP de Talavera de la Reina, no le queda ni casa. Por eso acude a la Plataforma Antidesahucios y se sumerge en el mundo cercano a Podemos. Aquí comienza un viaje sublime y absurdo pleno de momentos gloriosos a costa de las notorias diferencias de todo tipo y que pone en evidencia las idioteces a izquierda y derecha. La película, aunque se muestra algo más irregular al final y a veces cae en la redundancia, conserva el mérito de la feliz idea planteada, pero, sobre todo, tiene en su actor protagonista, Santiago Alverú, su mayor hallazgo.
Cinelandia.
Me siento huérfano en los últimos tiempos cuando de hablar sobre la comedia española se trata; y es que entre el humor más burdo y de brocha gorda de incontables trabajos (que desgraciadamente suelen contar con el favor del público) y el surrealismo low cost de este que nos ocupa se extiende un yermo páramo en el que me encuentro solo y desolado, a la espera de que lo ocupen el talento, la inteligencia y el sano sentido de la diversión, cualidades que por otro lado pocos cómicos actuales atesoran. Y es que antes las películas podían ser regulares o incluso malas, pero un José Isbert, un Tony Leblanc, un Andrés Pajares, por poner varios ejemplares, te las salvaban y te hacían reír, pero ahora no veo a nadie con esa capacidad. Ciñéndome a la nueva cinta de Víctor García León, es innegable que el formato de falso documental aporta originalidad a la idea de reflejar ese espectro político tan polarizado (y desolador) que tenemos en nuestra querida España, pero a pesar de los esfuerzos de Santiago Alverú para que sigamos con atención a su cargante y paródico personaje, incapaz de terminar una frase en todo el metraje, el invento no da para más de un corto. Apenas esbocé unas cuantas sonrisas en una reiteración de situaciones en las que es cierto que asoman la ironía y la sátira sobre la situación política y social que vivimos, pero insisto que es una fórmula que se agota pronto. Ya se sabe, lo poco agrada y lo mucho cansa...

Álex.