Salvajes (Savages)
Director: Oliver Stone. Guión: Shane Salerno, Don Winslow y Oliver Stone, sobre la novela del propio Don Winslow.  Intérpretes: Taylor Kitsch, Blake Lively, John Travolta, Salma Hayek, Benicio Del Toro, Aaron Johnson, Emile Hirsch, Joel David Moore, Trevor Donovan, Mía Maestro. Duración: 131 m. Año: 2012. Producción: EE.UU.


Un par de amigos se lo tienen montado fenomenal en el sur de California: ambos están enamorados de la misma chica y la comparten con total naturalidad. Además, tienen un negocio redondo: uno trae semillas de marihuana de Afganistán (aprovecha que ha sido soldado destinado en ese país) y el otro aplica todo su conocimiento botánico para crear una droga de altísima calidad... Hasta que llaman la atención de un despiadado cártel mexicano que no duda en utilizar todos los métodos a su alcance para hacerse con dicho negocio. La historia de esa lucha de poder es lo más interesante del filme, así como la estrategia de presión que ambas partes utilizan entre sí. Sin embargo, la relación del trío parece más postiza y sin especial relevancia. Además, la trama del cártel acaba por parecer algo disparatada, quizá por la actuación pelín exagerada de Salma Hayek. En cambio, Benicio del Toro está de miedo. Literalmente. No hay tanto problema con los dos finales que apunta Oliver Stone, pues no dejan de tener su gracia y el definitivo acaba por redondear el papel de policía aprovechado de John Travolta.
Cinelandia.
Aceptando que el mejor momento de Oliver Stone seguramente ya pasó y su impenitente intención de hacernos ver lo progresista que es (en este caso reivindica con total naturalidad el trío como relación ideal entre los amantes y la legalización del tráfico de marihuana), hay que poner en valor este vibrante, brioso y por momentos irregular thriller en el que el entretenimiento está asegurado. Violento hasta caer en el exceso, nos muestra el enfrentamiento entre dos traficantes independientes que operan en California, que comparten a la misma novia y que tienen caracteres opuestos pero complementarios, con un cártel mexicano organizado que quiere apropiarse de su negocio y para ello les presiona raptando a su amada. Esto desencadena toda la espiral violenta citada, con un espléndido Benicio del Toro como principal matón de la organización y su despiadada jefa, encarnada de forma desmesurada y poco creíble por Salma Hayek, por un lado, por el personaje al que da vida Taylor Kitsch (un exmarine al que le va la marcha), por otro, y en medio de ellos un simpático John Travolta como agente de narcóticos corrupto que se moverá siempre entre dos aguas para salir victorioso; con todo, lo más interesante es la evolución a lo largo del filme del otro traficante, protagonizado por Aaron Taylor Johnson, que pasa de predicar los preceptos pacíficos de la religión budista y de reinvertir los beneficios del negocio en ONGs a ejercer esa violencia desatada con tal de liberar a su chica. Narrado con la voz en off de la protagonista, inclusive resulta original por la forma en la que está rodado, con movimientos frenéticos de cámara bien interrelacionados con la banda sonora y otorgando un papel relevante a las nuevas tecnologías por la forma de comunicarse que tienen los dos bandos en litigio, y por mostrarnos dos finales para recalcarnos una vez más que cualquier película en el fondo se reduce a una historia de amor...

Álex.