El sacrificio de un ciervo sagrado (The Killing Of A Sacred Deer)
Dirección: Yorgos Lanthimos. Guión: Efthymis Filippou y Yorgos Lanthimos. Intérpretes: Colin Farrell, Nicole Kidman, Barry Keoghan, Raffey Cassidy, Sunny Suljic, Alicia Silverstone, Bill Camp. Duración: 121 m. Año: 2017. Producción: Reino Unido, Irlanda y EE.UU.


De nuevo vuelve Yorgos Lanthimos con otra de sus películas surrealistas, fiel a su estilo y, esta vez, deconstruyendo el cine de terror partiendo de una tragedia griega (la de Agamenón, castigado por Artemisa a sacrificar a su hija Ifigenia). Efectivamente, el miedo surge de forma totalmente inesperada y en un contexto de imágenes poderosas y situaciones chocantes primero y moralmente duras después. Todo ello sin ningún sentido especial, como es propio del surrealismo, solamente con el ánimo de causar una emoción o una provocación. Y también uno se puede preguntar legítimamente si eso es suficiente para valorar positivamente un filme. Concedo esa duda pero me quedo con el universo magnético y arriesgado del director heleno.
Cinelandia.
Mi reencuentro con Yorgos Lanthimos tras la ya lejana “Canino” (2009) me deja las mismas sensaciones que entonces, indiferencia y frialdad (tanta como desprende su aséptica puesta en escena). Es innegable que ha depurado su estilo hasta rozar el virtuosismo en el plano técnico, tal es la cantidad de encuadres y planos que contienen una potencia visual extrema, pero no me quito de la cabeza la idea de que detrás de semejante galería de obsesiones, perversiones y demás ocurrencias malsanas no hay mucho más. La fábula-historia del cirujano atrapado en una encrucijada diabólica que afecta a su aparentemente feliz familia empieza bien, pero, como digo, va decayendo hasta convertirse en una simple sucesión de escenas escabrosas y enfermizas que no deja mayor enseñanza de que el mal habita entre nosotros, algo que ya otros claros referentes de este director heleno nos han hecho saber y de mejor manera...

Álex.