Retorno a Hansala
Director: Chus Gutiérrez. Guión: Chus Gutiérrez y Juan Carlos Rubio.  Intérpretes: José Luis García Pérez, Farah Hamed, El Hussein Aghazaff, Fatima Andah, Antonio Dechent, María del Águila, Antonio de la Torre, Cuca Escribano, César Vea. Duración: 95 m. Año: 2008. Nacionalidad: España.


La película parte del caso real de la patera (una de tantas) que naufragó hace unos años cerca de la costa gaditana. A partir de aquí, la cámara se adentra en lo que nunca se conoce: el trasfondo de la historia, las familias de los fallecidos, la problemática social que mueve a emigrar a otros países para ganarse el pan. El éxito del filme estriba no sólo en apuntar a esa problemática social, sino también en saber combinarla sabiamente con la relación personal que se establece entre el dueño de la funeraria (excelente José Luis García Pérez) con la hermana de uno de los muertos (la enigmáticamente bella Farah Hamed). También los momentos en el pueblo originario marroquí, el susodicho Hansala, mezclan el profundo drama de la pobreza con el espíritu abierto y optimista de sus gentes (a veces parece un documental entre sociológico y antropológico) y trazas de humor por el choque cultural que terminan de dar el empaque a esta excelente cinta, a buen seguro la mejor de Chus Gutiérrez ("Sexo oral" -1993-, "Alma gitana" -1995-, "El calentito" -2004-).
Cinelandia.
Con mucho oficio, pulso firme y sensibilidad nos sumerge Chus Gutiérrez en el drama de los inmigrantes africanos que se juegan la vida al cruzar el Estrecho, valiéndose de los personajes que protagonizan con acierto José Luis García Pérez (como el dueño de la funeraria que empieza viendo un filón para su negocio la muerte de estos desgraciados al encargarse de la repatriación de los cadáveres y acaba sensibilizado con el problema al visitar Marruecos) y Farah Hamed, como la inmigrante ya legalizada en España que pierde a su hermano al naufragar la patera en la que viajaba y tiene que regresar a su pueblo natal con el cadáver. Refleja perfectamente el contraste entre ambas culturas, las motivaciones que tienen estas personas para escapar de las miserias que les rodean y todo ello sin olvidar el sentido del humor y con un mensaje final metafórico y acertado de que la colaboración entre todas las partes implicadas es necesaria para acabar con esta sangría humana. Lo menos bueno (que no es lo mismo que malo), el previsible y en cierto modo inevitable rumbo que sigue la relación entre los protagonistas, condenados a entenderse si no algo más...

Álex.