Radio encubierta (The Boat That Rocked)
Director: Richard Curtis. Guión: Richard Curtis. Intérpretes: Philip Seymour Hoffman, Bill Nighy, Kenneth Branagh, Emma Thompson, Rhys Ifans, Nick Frost, Gemma Artenton, January Jones, Jack Davenport, Tom Wisdom. Duración: 129 m. Año: 2009. Nacionalidad: Reino Unido.


El guionista Richard Curtis rompe en esta su segunda película como director con el ternurismo de "Love Actually" (2003), para adentrarse en la vida de un grupo de DJs de finales de los 60 que, emitiendo desde un barco en el Mar del Norte, plagaban de buena música las ondas radiofónicas del Reino Unido. Y eso es precisamente lo mejor del filme: una banda sonora en la que caben The Kinks, The Who, The Beach Boys, Jimi Hendrix... En fin, grandes todos. Pero mejor aún es el metafórico (ese "Wouldn't It Be Nice" con el que se hunde el barco) y explícito (durante toda la cinta) mensaje de amor por la música que se hace de forma divertida, surrealista y, sí, también exagerada (ese caricaturesco ministro cerril que encarna Kenneth Branagh). Y, reconozcámoslo, la vida de sexo, drogas y rock and roll es atractiva, las historias cruzadas mal que bien entretienen y las interpretaciones, eso sí, son de alto nivel (especialmente por parte de Philip Seymour Hoffman y Bill Nighy). Total, que, sin que pase a la historia, la película te hace pasar un buen rato.
Cinelandia.
Resulta curioso comprobar cómo se puede entretener al espectador e incluso conseguir que se lleve una sensación agradable y una sonrisa en la boca manejando a lo largo de un metraje exagerado un puñado de buenos actores, todos ellos con vis cómica y mucha desenvoltura ante la cámara, que provocan continuamente situaciones unas veces realmente graciosas y otras cercanas al bochorno. El filme no pasa de ser un nostálgico homenaje a la época dorada del pop-rock británico y a todo lo que suponía (fenómeno "fans", lemas llevados a una forma de vida -sexo, drogas y rock and roll-, etc.),  con una burda y grotesca caricaturización de los censores de la época, pero carece de toda solidez como para considerarlo un intento serio del director por hacer una buena película. Ni siquiera la banda sonora, como cabría esperar, resulta redonda del todo (gustos personales, por supuesto), pero ya digo que la intención era otra y realmente parece que los profesionales se lo han pasado bien rodándola. Para afrontarla sin exigencias ni grandes expectativas...

Álex.