Que Dios nos perdone
Dirección: Rodrigo Sorogoyen. Guión: Isabel Peña y Rodrigo Sorogoyen. Intérpretes: Antonio de la Torre, Roberto Álamo, Mónica López, Luis Zahera, Rocío Muñoz-Cobo, José Luis García Pérez, Raúl Prieto, María de Nati, María Ballesteros, Teresa Lozano, Andrés Gertrúdix, Javier Pereira. Duración: 125 m. Año: 2016. Producción: España.


El cine español está creando en los últimos años una serie de brillantes películas dentro del género del thriller que son fruto de la realidad convulsa que vivimos y que pasarán a la historia en su conjunto como una de nuestras etapas más fecundas, artísticamente hablando. Y de entre todos esos filmes destacará como uno de los mejores, si no el mejor, "Que Dios nos perdone", un filme que, partiendo del contexto social de incipientes protestas del 15-M y visita papal del verano de 2011 (más relevante en la trama de lo que pudiera parecer), narra las investigaciones para atrapar a un asesino en serie de indefensas ancianitas. Los protagonistas, excelentes Roberto Álamo y Antonio de la Torre, encarnan a dos policías de métodos y personalidades muy distintas y cuya deriva vital les hará de alguna manera asemejarse al cruel y sádico criminal. Ese juego de paralelismos del entorno social y los policías con las muertes y el propio asesino eleva el relato mucho más por encima de lo que la trama plantea inicialmente y si, como thriller, es tan potente como un "Seven" (David Fincher, 1995), por ejemplo, como historia de múltiples lecturas su aportación es simplemente imprescindible. Un clásico instantáneo del cine español.
Cinelandia.
Es indiscutible que el thriller policíaco como género pasa por un momento álgido en los últimos años dentro de nuestro cine; son varios los ejemplos que se pueden poner y dentro de ellos ya no puede faltar este estupendo trabajo de Rodrigo Sorogoyen, con una factura técnica impecable, una pareja protagonista en estado de gracia y con un trasfondo oscuro y derrotista acerca de la condición humana con el que (casi) puedo estar de acuerdo. El creciente proceso de mimetización entre los buenos que no lo son tanto, pues soportan cargas muy pesadas, y el malo, que lo es en parte porque también aguanta ese mismo lastre, es el mayor valor de este brillante e imprescindible filme por un lado, como turbio, desasosegante y difícil de digerir por otro.

Álex.