Pozos de ambición (There Will Be Blood)
Director: Paul Thomas Anderson. Guión: Paul Thomas Anderson, sobre la novela "Petróleo", de Upton Sinclair.  Intérpretes: Daniel Day-Lewis, Paul Dano, Kevin J. O'Connor, Ciarán Hinds, Russell Harvard, Dillon Freasier, Randall Carver. Duración: 158 m. Año: 2007. Nacionalidad: EE.UU.


La primera parte es áspera e irregular, combinando secuencias conseguidas (la búsqueda del petróleo, el abandono del hijo, la resolución con el "hermano") con otras más fallidas (sobre todo, las relacionadas con la religión, algo forzadas), e incluso la música de fondo, que pretende mantener la tensión que representa la ambición desmedida -idea principal del filme-, puede llegar a ser crispante a veces. Pero una segunda parte más lograda (especialmente, a partir del bautismo del protagonista) eleva el tono general y permite a Paul Thomas Anderson ("Boogie Nights" -1997-, "Magnolia" -1999-, "Embriagado de amor" -2002-) explicar mejor este relato crudo y moralmente duro. Daniel Day-Lewis borda un personaje excesivo (algo en lo que es especialista), aunque a veces puede caer un poco precisamente en el exceso. Pero, de fondo, "Pozos de ambición" retrata bien esa lucha entre la ambición amoral y la religión ciega y fanática, que tienen en común el odio y desprecio hacia el ser humano, derramamiento de sangre incluido, como alude el título original.
Cinelandia.
Se ha consumado la tragedia, definitivamente la elección de las cintas candidatas a mejor película en los Oscar 2008 es la peor de los últimos años (prometo que en cuanto pase la gala de entrega de premios no hablo más sobre este tema, ja,ja). El demasiado irregular Paul Thomas Anderson presenta una historia muy del gusto "yankee" (¿favorita por ello?), la del éxito empresarial forjado desde la nada por un tipo desmedidamente ambicioso y sin escrúpulos (Daniel Day-Lewis), capaz de todo con tal de alcanzar su objetivo, competitivo en su vertiente más negativa y hábil manipulador del núcleo social que le rodea. La primera parte resulta áspera, pero atrayente y por momentos brillante (la factura técnica es impecable), pero cuando la ambición del personaje se desborda y se apodera totalmente de él "obligándole" a cometer los actos más execrables (abandono de su propio hijo, engaños e incluso asesinatos) la cinta se transforma en un mano a mano histriónico, excesivo y sobreactuado entre éste y el personaje que encarna Paul Dano (¡ojo!, que no es lo mismo a que lo hagan mal) que la hace perder fuelle a pasos agigantados y dejar un sabor de boca final bastante amargo.

Álex.