Los perros dormidos mienten
(Sleeping Dogs Lie) Director: Bobcat Goldthwait. Guión: Bobcat Goldthwait. Intérpretes: Melinda Page Hamilton, Bryce Johnson, Geoff Pierson, Colby French, Jack Plotnick. Duración: 89 m. Año: 2006. Nacionalidad: EE.UU. |
No vayan a ver esta película (sólo) por el supuestamente provocador toque zoofílico que plantea. Es el motor de la trama, pero el cómico Bobcat Goldthwait lo utiliza para hablar de otras cosas. No es, por tanto, una película escandalosa o una comedieta de grueso calibre. Es bastante más, pero básicamente habla de la confianza y de la necesidad de contar los secretos (o no) dentro de una pareja. Realizada con unos medios bastante precarios (estética y argumentalmente, a veces me recordaba al "Clerks" -1994- de Kevin Smith y otras directamente a una película dogma), "Los perros dormidos mienten" hace referencia a la idea de "mejor no removello". No en vano, el título se deriva del refrán anglosajón "Let the sleeping dogs lie" (literalmente, deja a los perros dormidos descansar), que recomienda no retomar viejos conflictos (el título hace también un juego de palabras con el doble significado de "lie" como "descansar" o "tumbar" y también "mentir"). El filme cumple sobradamente con su intención de fondo gracias a un hábil guión y, no siendo una comedia al uso, se ve entre alguna sonrisa y varios momentos de inflexión dramática. Cinelandia. Otro género o industria, el independiente y etiquetado como "indie", al que se le empiezan a encender las luces de alarma en cuanto a frescura de ideas y forma de presentarlas. Esta cinta por no tener no tiene ni lo que se anunciaba en su sinopsis: ¿comedia crítica a la puritana y doblemoralista sociedad norteamericana? Apenas cuatro chispazos graciosos a todas luces insuficientes que pronto derivan en un remedo muy visto de relaciones de pareja y familiares tratadas de forma superconvencional y con un corte telefilmero que asusta, todo lo contrario que se presupone a este género, rodado con una modestia técnica (parece que con cámara de vídeo) que no ayuda en absoluto y con un guión huérfano de toda originalidad. Al menos el mensaje final que se quiere transmitir es acertado, aunque claramente opinable: conviene guardarse para uno mismo tus acciones o secretos más inconfesables y ocultarlos a los seres queridos para no poner en peligro la estabilidad de las relaciones con ellos (sobre todo si forman parte del pasado más lejano). Siempre habrá quien prefiera la sinceridad plena... Álex. |