Locas de alegría (La pazza gioia)
Dirección: Paolo Virzì. Guión: Francesca Archibugi y Paolo Virzì, sobre un argumento de Paolo Virzì. Intérpretes: Valeria Bruni Tedeschi, Micaela Ramazzotti, Anna Galiena, Valentina Carnelutti, Elena Lietti, Tommaso Ragno, Bob Messini, Carlotta Brentan, Francesca Flora, Roberto Rondelli. Duración: 118 m. Año: 2016. Producción: Italia y Francia.


Película bastante bien equilibrada entre la comedia y el drama, aunque con mayor peso de este último género al final, que basa la mayor parte de su eficacia en las excelentes interpretaciones de Valeria Bruni Tedeschi y de Micaela Ramazzotti, que encarnan a las protagonistas, dos personas con problemas mentales -la primera en tono más cómico y la segunda, más trágico- y de las que poco a poco descubriremos sus traumas personales. La cierta irregularidad que a veces muestra el relato es compensada por estas actuaciones y por la sensación que deja la película de que la locura es a veces un estado relativo, consecuencia de situaciones críticas, lo que ayuda a desestigmatizar su percepción.
Cinelandia.
Una vez más, cuando el cine se centra en hablar de personas y sus sentimientos y se dirige a buscar la complicidad del espectador (sin ningún tipo de manipulación emocional, como es el caso) se convierte en una experiencia maravillosa. La historia de las dos pacientes que se escapan de un centro psiquiátrico empieza como una jaula de grillos (ayuda más a esto la expresividad italiana que el estado mental, ja, ja) y va cogiendo forma, en la misma medida que crece la amistad entre ellas (inolvidables Valeria Bruni Tedeschi y Micaela Ramazzotti) y se van desvelando las circunstancias personales de ambas para haber terminado internadas, las de una en clave más cómica y las de otra realmente dramáticas. Todo lo que les ocurre invita a pararse a pensar un momento no vaya a ser que las cuerdas sean ellas y los locos seamos el resto, sobre todo los que dictan las normas sin anteponer primero a las personas. Sin perder el equilibrio en su tono, el filme discurre de la risa al llanto en un tour emocional intenso y vibrante para el espectador, altamente recomendable; como se suele decir, una película bonita y dura a partes iguales...
Álex.