Nocturama (Nocturama)
Dirección: Bertrand Bonello. Guión: Bertrand Bonello. Intérpretes: Finnegan Oldfield, Vincent Rottiers, Hamza Meziani, Manal Issa, Martin Petit-Guyot, Jamil McCraven, Rabah Nait Oufella, Laure Valentinelli, Ilias Le Doré, Robin Goldbronn, Luis Rego, Hermine Karagheuz, Adèle Haenel. Duración: 130 m. Año: 2016. Producción: Francia, Alemania y Bélgica.


Ocurre en muchas películas pretendidamente originales y profundas: abordar un tema polémico con dos nociones vagas, hacer un desarrollo fílmico duro para el espectador y dejar la resolución abierta por la falta de ganas (o de ideas) de construir una argumentación de peso. Y, hala, a que sea considerada como una obra maestra. Pues no. Esto ni tan siquiera es cine. No del bueno, al menos.
Cinelandia.
Un grupo de jóvenes se mueve de forma coordinada por París en lo que parece la preparación de varios actos terroristas a realizar de forma simultánea para provocar el mayor caos posible. Este argumento, coincidente en el tiempo de su rodaje con los diferentes atentados reales que se han sucedido en el país vecino, provocó que el filme fuera rechazado en el pasado festival de Cannes y rescatado por el Zinemaldia para su 64ª edición, de lo cual yo particularmente me alegro. Reconociendo cierta aridez en el desarrollo, es un filme a valorar por la sucesión de ideas que maneja y el debate que origina cuando aparecen los títulos de crédito, algo que debería ser objetivo irrenunciable de cualquier película que se precie. Incluso no estando de acuerdo con los coqueteos de su director con la idea de que la violencia puede ser necesaria para justificar una revolución social que a él le parece inevitable con la que está cayendo, se agradece ese tono provocador y ácrata que maneja en todo momento Bertrand Bonello, que inteligentemente rehúye de todos los prejuicios que el ciudadano medio puede tener sobre el asunto (la heterogeneidad del grupo protagonista en cuanto a sus diferentes razas, condiciones sociales y motivaciones es el mayor ejemplo de ello) y permanentemente plantea cuestiones de calado (inteligente utilizar el comportamiento absurdo de los "terroristas" tras encerrarse en un centro comercial después de los atentados para denunciar el sinsentido de los convulsos tiempos que estamos viviendo, al tiempo que supone una crítica necesaria y metáfora evidente de que la violencia también es un producto de consumo al que nos estamos acostumbrando peligrosamente). Cine no apto para todos los públicos, pero necesario para aquellos que valoramos que nos alimenten el espíritu de vez en cuando...

Álex.