Melanie, The Girl With All The Gifts (The Girl
With All The Gifts)
Dirección: Colm McCarthy. Guión: Mike Carey, sobre su propia novela. Intérpretes: Sennia Nanua, Paddy Considine, Gemma Arterton, Glenn Close, Anamaria Marinca, Dominique Tipper, Anthony Welsh, Fisayo Akinade, Yusuf Bassir, Daniel Eghan, Elise Reed, Richard Price, Amy Newey, Matthew Smallwood, Lobna Futers. Duración: 111 m. Año: 2016. Producción: Reino Unido y EE.UU. |
En un subgénero tan trillado como el de zombies, "Melanie, The Girl With All The Gifts" aporta una visión diferente, ya desde el planteamiento inicial: unos niños aparentemente inocentes permanecen encarcelados y tratados como criminales. Este impactante comienzo poco a poco se irá explicando hasta dibujar un mundo dominado por la plaga zombie y unos pocos humanos resistiendo. Esto no es nada original, pero el nacimiento de una generación mutante, intermedia entre zombies y hombres, con lo mejor de ambos mundos, acaba convirtiéndose en la baza más creativa del filme, que acaba convirtiéndose en una especie de road movie de huida intentando salvar a la humanidad mediante la ciencia (ese personaje de fondo oscuro interpretado por Glenn Close) y manteniéndose a duras penas a salvo con las armas. Sin embargo, la respuesta está en la educación y el cariño (esa profesora a cargo de Gemma Arterton) y, sobre todo, en la nueva raza encarnada en el papel de la joven Sennia Nanua. Cinelandia. No es la primera y posiblemente tampoco la más original, pero me parece una buena bofetada a la soberbia humana la que propina Colm McCarthy con este atractivo filme. Una distopía cercana al Apocalipsis para la raza humana, a la defensiva ante la amenaza zombie pero sin reconocerlo, esperando que su "superior" inteligencia y el uso de la fuerza le salve de perder su sillón en lo más alto de la cadena evolutiva, sirve para establecer un paralelismo metafórico evidente con la más rabiosa actualidad. Un alegato a favor de la humildad, la generosidad, la aceptación del diferente y por la educación como valores innegociables, todo tan evidente que por no aplicarse cotidianamente duele sólo de contarlo.... Álex. |