El libro negro (Zwartboek)
Director: Paul Verhoeven. Guión: Paul Verhoeven y Gerard Soeteman.  Intérpretes: Carice Van Houten, Thom Hoffman, Gijs Scholten Van Aschat, Jochum Ten Haaf, Halina Reijn, Sebastian Koch, Waldemar Kobus. Duración: 145 m. Año: 2006. Nacionalidad: Holanda / Bélgica / Reino Unido / Alemania.


Espléndido regreso a su país del irregular director holandés Paul Verhoeven (magnífica "Desafío total" -1990-, lamentable "Showgirls" -1995-), con una película ambientada en el fin de la invasión alemana sobre, precisamente, tierras holandesas. Pero el filme va más allá, convirtiéndose en un retrato de personajes de moral ambigua, a caballo entre la traición y el deseo, y donde, según la particular visión de Verhoeven, casi todos (nazis y resistentes) son más bien tirando a malos o, al menos, exclusivamente centrados en sus intereses. No hay héroes en esta película, porque en el lado "aliado" hay algo de maldad y rencor, pero también comprobamos (aunque por sus actos colectivos pareciera inconcebible) el corazoncito de algún nazi. Película, pues, que ofrece un punto de vista desmitificador sobre la Segunda Guerra Mundial y que, en lo técnico, mantiene la intensidad durante sus dos horas largas de metraje, subrayado todo por buenas interpretaciones y, como guinda, con un final tan desolador como su planteamiento.
Cinelandia.
Interesante reaparición europea del polémico Paul Verhoeven, que nos trae una historia ambientada en su Holanda natal al final de la II Guerra Mundial en la que se dedica durante 145 minutos con ritmo y fluidez, lo que hace que no haya un instante para el aburrimiento, a denigrar la condición humana, al menos en tiempos de guerra y sobre todo si ésta va a finalizar... Moralidad inexistente, venganza, traición, corrupción, avaricia, un sálvese quien pueda en definitiva del que no se libran ni los nazis, ni la resistencia holandesa, ni los judíos, ni los aliados, ni héroes, ni villanos... Real como la guerra misma. Todo ello aderezado con la marca de la casa en forma de alguna escena truculenta y excesiva (un poquito de sexo por aquí y algo de violencia por allá), algún elemento rocambolesco poco creíble (¿le caen mal los canadienses al director?) que no encaja demasiado bien con el resto del relato y moralina final antibélica (no salimos de una y ya estamos en la siguiente...). Por cierto, todo un descubrimiento la actriz protagonista Carice van Houten... En todos los sentidos, vaya.

Álex.