Jimmy's Hall (Jimmy's Hall)
Dirección: Ken Loach. Guión: Paul Laverty, sobre la obra teatral de Donal O'Kelly. Intérpretes: Barry Ward, Simone Kirby, Andrew Scott, Jim Norton, Brían F. O’Byrne, Shane Cullen, Paul Fox, Sorcha Fox. Duración: 109 m. Año: 2014. Producción: Reino Unido, Irlanda y Francia.


El sabio Ken Loach narra con soltura y convicción la historia de James Gralton, el único irlandés que fue deportado de su país. ¿Su delito? Montar un salón de baile y enseñanza en la Irlanda fuertemente católica de principios de los años 30, lo que se vio como una especie de amenaza a la moral establecida. Así, acusado de comunista, fue deportado en 1933 y acabó muriendo en Estados Unidos en 1945. Eran tiempos terribles en los que la crisis económica azotaba en buena parte del mundo mientras las divisiones ideológicas se hacían cada vez más profundas. Loach rueda esta historia con un carácter íntimo pero también como metáfora válida de la sempiterna represión de los poderosos contra las libertades personales.
Cinelandia.
Nadie debería estar en desacuerdo ante la afirmación de que Ken Loach y su obra representan un tipo de cine social y de denuncia siempre necesario, aunque ello implique que su manera de presentar las historias sea maniquea y cercana al adoctrinamiento. Esto no me supone tanto problema (si lo fuera seguramente no me interesaría su trabajo), como el hecho de que esa humanidad, sensibilidad y sentido del humor (no exento de optimismo por mal que pinten las cosas) que también son señas de identidad de su filmografía apenas dan señales de vida en este, el que dicen, puede ser su último filme de ficción. Se queda sosa y sin brío la historia del comunista irlandés único deportado tras la guerra civil que dividió el país a principios del siglo pasado y que, a su vuelta de Estados Unidos, quiere reabrir el viejo local que servía para encuentros socio-lúdico-culturales a sus vecinos y correligionarios, y vuelve a toparse con la intransigencia ultraconservadora de la iglesia católica y las autoridades. Sólo algunos pasajes del guión de su habitual colaborador Paul Laverty y la banda sonora sobresalen de la atonía general, esperemos que no se cumplan las predicciones y podamos volver a disfrutar del mejor Ken Loach...
Álex.