Inteligencia artificial (Artificial Intelligence)
Director: Steven Spielberg. Guión: Ian Watson y Steven Spielberg, basados en el relato de Brian Aldiss "Los superjuguetes duran todo el verano". Intérpretes: Haley Joel Osment, Jude Law, Frances O'Connor, Sam Robards, Jake Thomas, William Hurt. Duración: 145 m. Año: 2001. Nacionalidad: EE.UU.


Es una lástima que una idea, de partida, tan interesante, se desperdicie de la manera en que lo hace Steven Spielberg. El inicio es prometedor: un futuro en el que la ingeniería avanza de tal manera que es posible construir un robot con forma de niño y sentimientos propios (aunque forzadamente positivos). De ahí a que el niño-mecánico ("meca") tome consciencia de sí mismo y desee ser un humano completo sólo hay un paso: es la fábula de Pinocho, como bien se explicita durante la película. El drama que se desata cuando los propios humanos (sus padres adoptivos) demuestran tener menos sentimientos que el propio "meca" es asimismo muy interesante. Pero también es cierto que los niveles de sentimentalismo pueril que alcanza aquí Spielberg son elevadísimos. La parte de la "Feria de la carne" ofrece una visión algo más descarnada: donde los humanos sacian su venganza con los "mecas" que quieren ser como ellos, insistiendo nuevamente en la idea de que los robots son más humanos que las personas mismas. Pero la última fase del filme deriva hacia situaciones un tanto chirriantes: ¿extraterrestres bondadosos preocupándose por un "meca" congelado? Y, en general, la película parece navegar a caballo entre dos estilos: el del frío y diseccionador Stanley Kubrick (director que siempre quiso llevar a cabo este proyecto y no lo hizo por falta de medios técnicos -y por constantes desacuerdos con sus guionistas-) y el del propio Spielberg, que no acaba de encontrar el tono adecuado para una fábula que, a ratos, parece fascinante. Pero, lo que es peor -y más para Spielberg-: se echa en falta la dosis adecuada de entretenimiento y emoción que haga al espectador identificarse con la aventura del héroe. Eso sí, pocas veces se han visto unos efectos especiales tan magníficamente realizados y tan al servicio de la historia. No es eso lo que ha fallado. Ha fallado en dar una hilazón más coherente al conjunto, que parece disgregarse en buenas intenciones y modestos resultados.
Cinelandia.
Señor Spielberg, una cosa es ser sensiblero -como en "E.T."- y otra cosa es esto. Una cosa es un robot filósofo -como en "Blade Runner"- y otra cosa es esto. ¿Y esto qué es? Pues esto es "Inteligencia Artificial", un híbrido de Pinocho y El mago de Oz, pasado por un filtro meca-robótico-futurista-queseyo. La idea original, que en principio es interesante, discurre por un larguísimo metraje en el que lo mismo te encuentras con unos efectos especiales preciosos que con escenas sacadas de la peor peli apocalíptica de serie z. Ya fue difícil conseguir un final feliz para "Titanic", pero aquí se han batido todos los récords. Que hagan falta 2.000 años, una glaciación y unos amables extraterrestres arqueólogos para que el pobre niño pueda abrazar a su mami, sinceramente, es demasiado. ¡Pobre robotito! puede estropearse comiendo espinacas pero no se cortocircuita cuando se le cae la lágrima.

Deckard.
"Inteligencia Artificial" está claramente dividida en tres partes, a la manera más clásica de planteamiento, nudo y desenlace. La primera parte no engancha demasiado y plantea las cosas demasiado deprisa. En la segunda ya encontramos lo que se esperaba de Spielberg, acción, efectos especiales, futuro y más emoción. Y la tercera, salvo las imágenes casi proféticas de Manhattan ya es el no va más de las "pajas mentales": extraterrestres, hadas, glaciaciones, resurrecciones, etc. Y, además, el papel del osito de peluche es fundamental en la película. ¡Manda huevos! Conclusión: decepcionante.

J.J.