Gomorra (Gomorra)
Director: Matteo Garrone. Guión: Matteo Garrone, Maurizio Braucci, Ugo Chiti, Gianni Di Gregorio, Massimo Gaudioso y Roberto Saviano, sobre el libro de este último. Intérpretes: Salvatore Abruzzese, Simone Sacchettino, Salvatore Ruocco, Vincenzo Fabricino, Vincenzo Altamura, Italo Renda, Gianfelice Imparato, Maria Nazionale, Salvatore Striano. Duración: 135 m. Año: 2008. Nacionalidad: Italia.


"Gomorra" llega con la expectación de basarse en el libro homónimo de Roberto Saviano, que le ha costado ser amenazado de muerte por la Camorra. Sin embargo, cinematográficamente hablando, no es precisamente una obra maestra: es de un realismo a veces árido y plano, peca de una trama argumental -hilada en torno a cinco duras historias- algo deficitaria y de una dirección que no genera la suficiente tensión, con las brillantes excepciones de las escenas de la delación del chaval, el robo de armas de los críos-que-se-se-creen-mafiosos o la ruptura de la huelga de camioneros (el papel de los niños es muy importante en la película). Pero, eso sí, ahí está la terrorífica disección del contexto social por el que pervive y crece la mafia en el sur de Italia, y que ha permitido que se convierta en un pequeño Estado dentro de Italia y en la primera "empresa" por facturación del país transalpino, con lo que todo ello supone. Seguramente la lectura del libro será de mayor provecho.
Cinelandia.
Precedida de un interés casi desmesurado provocado por el hecho de que el escritor de la novela sobre la que está basada, Roberto Saviano, esté amenazado de muerte por la Camorra napolitana y avalada por un par de premios en festivales europeos, ha llegado el estreno de esta cinta italiana, que denuncia en formato "cuasi" documental y de forma cruda y realista cómo la mafia ha "sustituido" al Estado italiano en el sur de dicho país y es la que dirige las vidas de los ciudadanos y maneja los resortes de la economía. Cumple con su papel necesario de denuncia social de forma descorazonadora, porque el panorama que presenta es desolador y no se atisban soluciones, pero cinematográficamente no es ninguna maravilla; de hecho, su ritmo es más bien plano y monótono, con algunas de las historias más interesantes que otras, y sólo en la parte final alcanza sus mejores momentos. Correcta y necesaria, está teniendo más repercusión por sus consecuencias indirectas y por lo que cuenta que por cómo lo cuenta (un documental no ficcionado hubiera cumplido todavía mejor el propósito).

Álex.