Disobedience (Disobedience)
Dirección: Sebastián Lelio. Guión: Sebastián Lelio y Rebecca Lenkiewicz, sobre la novela de Naomi Alderman. Intérpretes: Rachel Weisz, Rachel McAdams, Alessandro Nivola, Anton Lesser, Bernice Stegers, Clara Francis, Allan Corduner, Nicholas Woodeson, David Fleeshman, Steve Furst, Mark Stobbart, Cara Horgan, Liza Sadovy, Trevor Allan Davies. Duración: 114 m. Año: 2017. Producción: EE.UU., Irlanda y Reino Unido.


Si algo destaca de "Disobedience" es su huida de la tragedia fácil, algo que debe apreciarse ante un planteamiento que solo puede llevar a un callejón sin salida: el regreso de una mujer, tras la muerte de su padre (el anciano rabino, referencia moral de su comunidad) al entorno judío donde se crió hace que vuelvan los fantasmas de su atracción lésbica por la que es ahora la mujer del joven rabino destinado a suceder al fallecido. Sin embargo, este drama mantiene su comedimiento y su desarrollo desde una perspectiva más bien de la libertad de elección (o de desobediencia) de que hace gala el ser humano en sus decisiones y, en este caso, en sus deseos. En cambio, le resta eficacia lo obvio de la propuesta: es evidente el escándalo que se va a desatar en un ambiente tan fuertemente religioso. Pero la naturalidad con que se narra la historia y las grandes actuaciones de los protagonistas (sobre todo de Rachel McAdams) llevan al filme a un peldaño superior.
Cinelandia.
El director Sebastián Lelio ejecuta con precisión, sobriedad y rigor el encargo de llevar a la gran pantalla la historia de amor entre dos mujeres encerradas en la opresiva comunidad judía ortodoxa en la que se criaron, a raíz de la vuelta de una de ellas por el fallecimiento de su padre, rabino y líder espiritual de la misma. Aunque se encuentra a su amor de juventud casada con el mejor amigo de ambas y con la misma incomprensión que la obligó a irse, no tardan en desatarse las viejas pasiones para escándalo de la estricta mentalidad de los que las rodean (la desobediencia del título y el sentimiento de libertad al que todo ser humano tiene derecho) y aquello deriva hacia un drama de difícil resolución satisfactoria para las partes implicadas. El filme se soporta en el excelente trabajo del trío protagonista y en el tono que le imprime el cineasta chileno, capaz de desprender veracidad y sentimiento ayudado por una cámara que siempre está en el sitio adecuado.

Álex.