El cuento de las comadrejas
Dirección: Juan José Campanella. Guión: Juan José Campanella y Darren Kloomok, sobre el guión de Augusto Giustozzi y José A. Martínez Suárez para "Los muchachos de antes no usaban arsénico" (1976). Intérpretes: Graciela Borges, Óscar Martínez, Luis Brandoni, Clara Lago, Marcos Mundstock, Nicolás Francella. Duración: 129 m. Año: 2019. Producción: Argentina y España.


El argentino Juan José Campanella ("El mismo amor, la misma lluvia" -1999-, "El hijo de la novia" -2001-, "Luna de Avellaneda" -2004-, "El secreto de sus ojos" -2009-) apuesta por un filme rebosante de humor negrísimo, versión de "Los muchachos de antes no usaban arsénico" (José A. Martínez Suárez, 1976). Atentos al planteamiento: en una mansión viven una vieja actriz, en su momento estrella de cine y hoy olvidada, su marido, también actor, al que no parece que quiera mucho y, ojo, el director que la lanzó a la fama y el guionista de sus películas más conocidas. Todos ellos comparten el mismo espacio pero su convivencia está envuelta en un desprecio mutuo tan exageradamente agrio como divertido. Los mejores dardos, sin duda, los que lanzan en comandita el director y el guionista, unos espléndidos Óscar Martínez y Marcos Mundstock, que enganchan al espectador con su mala baba de sabiduría cinéfila. Pero entonces aparece en escena una pareja de embaucadores inmobiliarios que pretenden hacer el negocio de su vida con los que aparentan ser unos ancianitos ingenuos. Nada más lejos de la realidad. Y es así como la cinta deviene en una especie de alquímico cruce entre "El crepúsculo de los dioses" (Billy Wilder, 1950) y "La huella" (Joseph L. Mankiewicz, 1972). Lástima que se prolongue demasiado y se haga reiterativa en su parte central porque, desde luego, se trata de un juego por momentos brillante.
Cinelandia.
Las menos, pero también llegan películas a la cartelera veraniega de cierta envergadura como esta talentosa comedia-remake-homenaje al cine clásico, todo en uno, del reputado director argentino Juan José Campanella. Un divertido, ácido, negro (incluso macabro) enfrentamiento entre la sabia veteranía ya de vuelta de todo que anhela tiempos pasados mejores y el ambicioso y arrogante empuje de las nuevas generaciones dispuestas a ocupar su lugar. Escrita e interpretada de forma brillante, al director solo se le ha olvidado ser más concreto y compactar en un metraje más reducido -evitando ciertas situaciones redundantes- esta fábula gratificante y recomendable en grado sumo.

Álex.