La conspiración (The Conspirator)
Director: Robert Redford. Guión: James D. Solomon, sobre un argumento del propio James D. Solomon y Gregory Bernstein. Intérpretes: James McAvoy, Robin Wright, Kevin Kline, Evan Rachel Wood, Danny Huston, Justin Long, Tom Wilkinson, Alexis Bledel, Johnny Simmons, Norman Reedus. Duración: 122 m. Año: 2010. Producción: EE.UU.


¿Es lícito usar atajos que invalidan las normas que defendemos para, precisamente, anular a los que atentan contra nuestro sistema? Robert Redford demuestra lo intemporal de esta pregunta planteándola más de un siglo atrás, en el asesinato del presidente estadounidense Lincoln, para acabar demostrando su paralelismo con la situación posterior a los atentados del 11-S. La historia se inicia con el magnicidio y la captura de varios acusados de cómplices, pero lo que la administración norteamericana realmente desea en ese momento es venganza. En medio, un joven abogado norteño (excelente James McAvoy) deberá elegir entre aplicar la doctrina oficial y ayudar a condenar a los supuestos colaboradores sudistas del crimen o asumir el principio de inocencia y defender a los acusados.
Cinelandia.
Con la elegancia que le caracteriza y que arrastra de su etapa de actor, Robert Redford cuaja un filme clásico, en el sentido más positivo del término, sólido y convincente que recrea el momento histórico del magnicidio del presidente Abraham Lincoln y el proceso judicial posterior a los acusados del mismo, en el que los unionistas vencedores de la guerra civil buscaban más venganza que justicia. Se vale de ello para establecer paralelismos con la espinosa situación jurídica y carcelaria creada después del 11-S y aprovecha para realizar una encendida defensa de los derechos constitucionales, necesaria aun en los peores momentos en los que el sistema democrático se pueda ver amenazado. Sólo cabe reprocharle que lo hace de una forma reiterativa y llevando al espectador de la mano en todo momento, sin invitarle a reflexionar de una forma más abierta, tal y como hizo en la estupenda "Leones por corderos" (2007) y, por tanto, sin alcanzar el mismo nivel de aquélla pero, por lo demás, es todo un ejemplo ortodoxo de cómo ambientar y narrar una parte de la historia con la que sin duda un buen aficionado a la materia disfrutará...

Álex.