La chica del brazalete (La fille au bracelet)
Dirección: Stéphane Demoustier. Guión: Stéphane Demoustier, sobre la película "Acusada" (Gonzalo Tobal, 2018). Intérpretes: Melissa Guers, Roschdy Zem, Chiara Mastroianni, Anaïs Demoustier, Annie Mercier, Pascal Garbarini, Paul Aïssaoui-Cuvelier, Carlo Ferrante, Anne Paulicevich, Victoria Jadot, Mikaël Halimi, Léo Moreau, Xavier Maly, Vincent Colombe, Philippe Rolland. Duración: 95 m. Año: 2019. Producción: Francia y Bélgica.


Lo que aparentemente propone Stéphane Demoustier es un drama judicial en el que tiene que dilucidarse la inocencia o culpabilidad de una menor en relación con el asesinato de su amiga. Pero de lo que en el fondo habla "La chica del brazalete" es de la percepción sobre la vida personal de la acusada, sobre todo cuando esta es escandalosa en términos sexuales. Además, dado que la perspectiva de la narración se sitúa más bien en los ojos de los padres, surge el eterno debate sobre el supuestamente descarriado comportamiento de las nuevas generaciones, su abuso de las redes sociales, etc. Un planteamiento que, en su parte de thriller, falla por cuanto se acumulan excesivas evidencias en un solo sentido, aunque acierta en la muy ambigua actuación de la joven actriz protagonista.
Cinelandia.
Para un espectador medianamente avezado no le debe resultar complejo adivinar que lo importante en este correcto drama judicial no es determinar la culpabilidad o inocencia de la joven acusada de asesinato, sino el (pre)juicio paralelo moral y social a la que es sometida por todos los demás actores involucrados en la propuesta, a la vista de los hechos que desencadenaron el delito. El abismo, que no brecha, generacional que se abre entre ella y sus progenitores, tan convencidos de su inocencia como devastados por el hecho de descubrir que realmente no conocen sus comportamientos (una vez más, el uso y abuso de la redes sociales e internet en el epicentro del terremoto) lo puede sentir como suyo el espectador, lo que sumado a la ambigüedad (ojo al gesto de la escena final) y el estoicismo que imprime la protagonista a su personaje sin duda es lo mejor del filme (a riesgo de que, como me ocurrió personalmente, uno se acabe contagiando de tanta frialdad soportada en semejante ejercicio nihilista y salga con la sensación de que la cosa ha ido de más a menos).

Álex.