El capital (Le capital)
Director: Costa-Gavras. Guión: Karim Boukercha , Costa-Gavras y Jean-Claude Grumberg, sobre la novela de Stéphane Osmont.  Intérpretes: Gabriel Byrne, Gad Elmaleh, Liya Kebede, Katharine Bennett-Fox, Céline Sallette, Jordana DePaula, Hippolyte Girardot. Duración: 114 m. Año: 2012. Producción: Francia.


El especialista en cine político Costa-Gavras opta por el retrato ácido y caricaturesco para contar la toma de control de un importante banco por parte de un advenedizo cuya máxima ambición es el dinero, el poder en sí mismo y, con menor fortuna, el sexo. De paso, el director franco-friego aprovecha para ridiculizar al estamento financiero mundial y sus amorales juegos de altos vuelos y bajos instintos. La película también nos deja alguna enseñanza, como de qué manera ruin se pueden comprar y vender empresas sin tu propio dinero, eso sí, despidiendo por el camino a miles de personas. Total, todos somos pequeñas piezas en un engranaje donde la pasta manda y, como bien se dice en la cinta, no es el medio, sino el fin último, el señor al que se sirve.
Cinelandia.
Faltaba el punto de vista de uno de los máximos exponentes de lo que se convino en llamar cine denuncia, de marcado cariz político y social, como es el veterano realizador franco-griego Costa-Gavras, acerca de la crisis económica y financiera que venimos padeciendo y de los agentes que la provocaron. Opta por una sátira de trazo grueso, casi caricaturesca, e impregnada de su habitual maniqueísmo para contarnos el ascenso a la presidencia de un gran banco de un directivo de perfil aparentemente bajo, delfín del anterior mandamás, aúpado por éste y los accionistas mayoritarios pensando que va a resultar un títere manejable para continuar con sus intrigas y su insaciable política neocapitalista de maximizar sus beneficios en perjuicio de los empleados y los clientes, y que se encuentran con un tiburón de mayor tamaño que ellos. Y no es tanto éste el problema como la anodina y reiterativa forma de contarnos los devaneos y las dudas que asaltan al protagonista de romper con ese podrido mundo y hacer por fin lo correcto o de continuar con su carrera por convertirse en el mayor crápula de todos los que aparecen en pantalla. Correcta sin más, esperaba un mejor resultado de Costa-Gavras, algo quizá en la línea de la notable "Arcadia" (2005), pero me temo que no pasará a la historia como una de las películas que mejor reflejaron la por ahora inacabable crisis...
Álex.