Bestias del sur salvaje (Beasts Of The Southern Wild)
Director: Benh Zeitlin. Guión: Benh Zeitlin y Lucy Alibar, sobre la obra "Juicy And Delicious", de Lucy Alibar.  Intérpretes: Quvenzhané Wallis, Dwight Henry, Levy Easterly, Lowell Landes, Pamela Harper, Gina Montana, Nicholas Clark, Jovan Hathaway. Duración: 93 m. Año: 2012. Producción: EE.UU.


Con el respaldo del premio a la mejor película en el Festival de Sundance de 2012, "Bestias del sur salvaje" se adentra, con el enfoque de una especie de realismo mágico sucio, en el mundo salvaje de los que viven más allá del dique, en una isla llamada La Bañera, al sur de Luisiana. Con claras referencias al desastre que el huracán Katrina produjo en Nueva Orleans en 2005, nos adentramos en la dura vida de supervivencia de las gentes del filme, que también se ven atacadas por las consecuencias de la naturaleza. En este contexto, se narra la relación entre una niña de 6 años y su padre, al que la mujer abandonó años atrás, plagada de momentos difíciles que suponen una lección de aprendizaje para la chiquilla acerca del coraje y el amor por la zona que habita. La película es más acertada en la medida que transmite bien una atmósfera y una manera dura de vivir.
Cinelandia.
Desde los primeros fotogramas sabía que no iba a involucrarme en esta fábula acerca de unos desheredados de la tierra y su forma de vida que no quieren cambiar, a pesar de la dureza de las condiciones que les rodean (en clara alusión al huracán Katrina a su paso por Nueva Orleans), y que la presunta poesía o lírica que me quiere transmitir el, por otra parte, novel director con su forma de contarla no me iba a calar lo más mínimo. Narrada de forma más bien deshilachada por la niña protagonista (que no es actriz profesional, como el resto del reparto, y ya con ello el efecto que se produce generalmente es el de recibir loas y alabanzas más bien gratuitas por lo bien que lo hacen ??), su estética premeditadamente feísta y su improvisación a la hora de tomar un rumbo definido la acaban convirtiendo en una película más bien fea en la que, como digo, me queda tan claro el mensaje como que me invaden las prisas para que acabe cuanto antes. Salvemos algunos momentos emotivos cuando la niña evoca el recuerdo de su desaparecida madre y algún diálogo hacia el final con su padre y dejemos que siga su periplo festivalero, posiblemente acaparando más premios que los ya conseguidos en Sundance y Cannes. Algo tendrá el agua cuando la bendicen, pero yo no lo veo...

Álex.