Animal Kingdom (Animal Kingdom)
Director: David Michôd. Guión: David Michôd. Intérpretes: Ben Mendelsohn, Joel Edgerton, Guy Pearce, Luke Ford, Jacki Weaver, Sullivan Stapleton, James Frecheville, Dan Wyllie, Anthony Hayes. Duración: 113 m. Año: 2010. Producción: Australia.


El estreno en el largometraje del australiano David Michôd es un sólido thriller poco convencional sobre una familia de criminales que se ve perseguida por la policía y, en concreto, sobre el chaval de 17 años que, muerta su madre, se encuentra viviendo inmerso en esa conflictiva situación. Si bien la primera parte de la película parece una mera presentación sin aparente fuerza, la segunda cobra una inusitada viveza cuando se van desarrollando los principales personajes, especialmente el del niño protagonista, su tío Pope y su abuela Janine (excelente Jacki Weaver), así como desvelando las diferentes tramas que pondrán en conflicto a estos tres miembros de la familia y al jefe de la policía que encarna un sobrio y efectivo Guy Pearce. Pero, más allá de la historia, es bastante original y alejada de los clichés de este tipo de filmes la forma en la que se cuenta, con interesantes escenas en las que las intervenciones policiales o de otro tipo de violencia se realizan enmudeciendo los diálogos y sustituyéndolos por una leve música de fondo, lo que ofrece una perspectiva bien alejada del efectismo gratuito.
Cinelandia.
Potente, violenta y turbia cinta australiana, la cual a través del título establece una comparativa entre la supervivencia en el reino animal y la del joven protagonista en los bajos fondos de Melbourne, donde tiene que elegir entre una vida consagrada al delito con su mafiosa familia (con figura matriarcal despiadada al frente, cual clásico gangsteril de los años 30 y 40 del siglo pasado) y el camino correcto que pasa por traicionarla y que encarna la figura del inspector de policía (tan violenta y corrupta como los delincuentes a los que se enfrenta) sobriamente interpretado por Guy Pearce y no verse devorado en el intento. Un final estirado en exceso cuando además se intuye lo que va a ocurrir, aunque curiosamente no deja de ser impactante, y cierta inexpresividad del chaval no impiden que la sensación final sea tan satisfactoria como desasosegante...

Álex.