1917 (1917)
Dirección: Sam Mendes. Guión: Sam Mendes y Krysty Wilson-Cairns. Intérpretes: Dean-Charles Chapman, George MacKay, Daniel Mays, Colin Firth, Pip Carter, Andy Apollo, Paul Tinto, Josef Davies, Billy Postlethwaite, Gabriel Akuwudike, Andrew Scott, Spike Leighton, Robert Maaser, Gerran Howell, Adam Hugill, Mark Strong, Benedict Cumberbatch, Richard Madden. Duración: 119 m. Año: 2019. Producción: Reino Unido y EE.UU.


Es notable la habilidad técnica de Sam Mendes para realizar una película a modo de único plano secuencia, aunque sea falso, ya que hay varios cortes necesarios para la realización y unión de las complejas escenas. Lo importante es el gran efecto que causa de sumergir al espectador al máximo en esa misión suicida protagonizada por dos soldados que tienen el objetivo de parar un ataque aliado que va a caer en la trampa tendida por los alemanes en plena Primera Guerra Mundial. A lo largo del metraje seguiremos sus desventuras y, con sus distintas dificultades y peligros, iremos cobrando conciencia del infierno que es esta o cualquier guerra. De hecho, prevalece por encima de todo en este filme el mensaje antibelicista y la inutilidad del gesto de detener una batalla dentro de una guerra que, de todas maneras, acabará (acabó) con millones de personas.
Cinelandia.
Supongo que como en todos los géneros, el bélico no es una excepción a la hora de que a un espectador con horas en la butaca se le pueda sorprender con algo totalmente novedoso, y es que nos guste o no (casi) todo está ya contado. El nuevo trabajo de Sam Mendes tiene un virtuosismo técnico innegable (aunque incluso esto, con el único plano secuencia que conforma el filme, también parece referenciado de otros trabajos) y aglutina un encomiable esfuerzo interpretativo de la pareja protagonista por que las emociones y las reflexiones traspasen la pantalla y calen en el subconsciente de cada uno, pero también me deja la molesta sensación de que todo lo que quiere transmitir ya lo he visto anteriormente en otras películas que no podrá negar le han servido de evidente inspiración. Una cinta tan irreprochable en muchos aspectos como carente de personalidad propia, para mi gusto con mejor inicio y final que desarrollo intermedio (hay un punto de inflexión a partir de cierta situación, que evidentemente no se puede desvelar, en el que hasta llegar a un emotivo final aparecen todos los lugares comunes y la impresión de déjà vu) y fiel a su incontestable vocación de resaltar lo absurdo de cualquier conflicto bélico, pero lejos de ser la obra maestra que están queriendo vendernos de cara a la actual temporada de premios en la que nos encontramos...

Álex.